lunes, 5 de diciembre de 2011

Ejercicio contra la demencia

Se sabe que el ejercicio físico, como caminatas ligeras, sesiones moderadas en el gimnasio o incluso bailar, pueden ayudar a las personas a enfrentar el devastador impacto de la demencia.
Lo que los científicos no logran todavía entender es por qué.
Desvelar los misterios de esta enfermedad neurodegenerativa que cada vez es más común en el mundo es clave para poder encontrar tratamientos para curarla. Y aunque existen fármacos que pueden retrasar su progresión, hay preocupación por la prescripción excesiva de estos medicamentos, muchos de los cuales son antipsicóticos.
Redholme es una residencia para pacientes con demencia en la ciudad de Liverpool, en el norte de Inglaterra, cuya base terapéutica es el ejercicio.
Los pacientes, todos con un buen estado de salud física, son sometidos a sesiones regulares de actividad en un gimnasio especialmente modificado para estos pacientes.

No hay grandes pesas. Se trata de levantar y empujar pesos muy ligeros, y todas las máquinas de ejercicio funcionan en base de un sistema hidráulico.
"No tiene tanto que ver con el movimiento y el uso de los músculos, sino que la base es la estimulación", explica Peter Black, quien forma parte del personal de Redholme.
"Al final de la rutina, los pacientes no salen de aquí con dolor muscular. Más bien salen sonriendo, bromeando, mirándose unos a otros y sintiendo mucha más confianza en sí mismos" agrega.
Según Black, es muy fácil que una personas con demencia se vuelva retraída. Pero las sesiones de ejercicio les ayudan a sacar lo mejor de sí mismos.
David Dyer es uno de los pacientes, un hombre de aspecto físico imponente. Los tatuajes en sus brazos son un recuerdo de su época en el ejército y en el servicio penitenciario.

Ahora es residente de Redholme e, igual que muchas otras personas con demencia, ha sufrido periodos de confusión y agitación e incluso de conducta agresiva hacia el personal.
Pero las sesiones de gimnasia parecen haberlo calmado, además de convertirse en una parte entretenida de su rutina, según dice Dyer.
"Es un buen método para reforzar distintos músculos y puedes llevarla a cabo hasta el punto que lo desees", añade.
Además, completa, "te ayuda a mantenerte en un buen estado físico, aunque no es algo que quiero hacer todos los días".
Redholme ha recurrido a las rutinas de gimnasio en durante los últimos dos años.
Los expertos subrayan que esto sólo es adecuado para las personas que están en la llamada fase media del trastorno, antes de que la incapacidad física se vuelva grave.

Pero tal como señala Anne McCann, la dueña de la residencia, en este tiempo ha logrado ver una diferencia "enorme" en la fortaleza y la estabilidad de las personas a su cargo, tanto física como mentalmente.
"Hemos tenido un número reducido de caídas, pero nos hemos dado cuenta de que cuando las personas se caen no se rompen una extremidad, porque ponen las manos para reducir el impacto y salvarse. Es como si tanto los hombres como las mujeres hubieran aprendido a caerse".
"Asimismo, hemos reducido su medicación. Muchos de los pacientes estaban tomando fármacos antipsicóticos antes de empezar a usar el equipo. Creemos que ahora experimentan un sentido de bienestar, lo cual es una enorme mejora".
Por su parte, David Lowery, psicólogo del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés), está evaluando el impacto del ejercicio
 moderado en la conducta y los síntomas de la demencia.
"Algunas de las teorías están basadas en que el ejercicio
 regula el ciclo del sueño y la vigilia, reduce el estrés o quizás mejora el flujo de oxígeno al cerebro", dice el experto.
"Quizás es la propia estimulación la que está ayudando al cerebro a evitar la degeneración, la cual es uno de los factores clave en la demencia" concluyó.

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