sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Qué pasa con la vida social después de los 50?

Muchas personas se deprimen cuando llegan a su cumpleaños número 50. Otros lo toman con humor e incluso organizan una fiesta o hacen bromas con el hecho de haber llegado a la edad de medio siglo.
Lo cierto es que, si todo ha rodado bien en lo económico y familiar, los 50 años pueden llegar a ser incluso una segunda adolescencia. 
Con los hijos ya criados, tal vez culminando estudios secundarios o terciarios, es el momento para gozar de la satisfacción del deber cumplido y, por qué no, quizás de un primer nieto. 
Diferente es la situación para las personas que se encuentran solas en esta etapa de la vida. Quienes por algún motivo no han conformado una familia, no tienen una pareja estable o están separadas, el panorama puede ser un tanto más complejo. 
Puede suceder que si todos los amigos están en una relación o con una situación familiar estable y alguno queda solo, sienta cierta dificultad para incorporarse a la dinámica de su círculo habitual. 
También se da el caso de amas de casa o varones que han pasado a retiro y no encuentran la forma de generar un vínculo con el mundo exterior. 
Hay quienes retoman los estudios que habían abandonado por diferentes razones en su juventud, por ejemplo. Puede ser un buen momento para dedicarse a un pasatiempo o practicar algún deporte. Lo fundamental es mantenerse en movimiento. 
Aunque la constante, sobre todo en las grandes ciudades, es vivir apurado y sin mirar al costado, los espacios de socialización pueden estar en la fila del supermercado o haciendo activismo por alguna causa. 
Más que con la edad, la capacidad de mantenerse socialmente activos tiene que ver con el temperamento, el estado de ánimo de la persona y su entorno.

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